divendres, de febrer 27, 2015

A Robert Zemeckis, gracias por soñar el Delorean con que llevarme cual Arca de Noé, a este barco ballenero llamado Pequod, o también, Futuro.

CARTA PARA ENRIQUE QUE DESEA CONOCER SU FUTURO (ENTREGÁRSELA EL DÍA QUE CUMPLA DOCE AÑOS)



“–Eh, Doc, ¿adónde irás ahora?¿Regresarás al futuro?
No, yo ya he estado allí.”

Aquí era donde veníamos, pensé,
de aquí para allá, por los prados,
hará cuarenta años ya”.
Ray Bradbury



Querido Enrique, extraño niño, que debe haber conocido los años y contemplado el tiempo y olido la dulce muerte de las flores de papá:

Hoy es el último día de 2001. Hace una tarde cenicienta, y te escribo desde un ordenador, uno de esos IBM que tú tanto soñabas, en la tranquilidad de mi habitación ( la misma en la que duermes cada noche). Hace años trasladé mi estudio a mi dormitorio, que he ido llenando de libros y revistas.
Hoy es un día para recordar lo acontecido este año, aunque ya lo haya rememorado en los últimos días. Anoche escribí el último poema, después de venir de Alquerías donde vi con mamá y la tía Encarnita el Belén viviente. Me gustó muchísimo. Alquerías está muy cambiada, y un poco también Burriana. Ya ves, estoy en el futuro, en el inicio del siglo XXI, ese siglo que tanto te fascina y que tanto anhelas, para cumplir tus sueños de niño, que no he olvidado. Esta carta es testimonio de ello.
Supongo que te alegrarás de recibir esta carta. Pocos niños pueden recibir una carta de su yo adulto. Porque sí, ya soy un adulto, y en una cierta crisis de madurez. Ser adulto no es del todo bonito. Te hace ser libre, pero también responsable, y los miedos, esos malditos miedos, que a ti te atemorizaban, han cambiado por otros, pero más o menos siguen siendo los mismos.
Todavía no han inventado la máquina del futuro, ni creo que la inventen. Eso dejémoslo para los astrónomos, pero espero que esta carta te llegue a través de algún sortilegio, como los que aprende Harry Potter, un niño que se ha hecho famoso, y con el que los que nos sentimos aún niños, no hemos perdido la esperanza. Yo escribía un diario desde los catorce años. Todavía no lo he dejado. Arranqué muchas páginas, ya ves, obsesiones mías, pero aún no he encontrado el diario en que nos citemos para vernos.
Decía que no han inventado la máquina del futuro, pero sí Internet, que es la conexión de muchos ordenadores que se comunican entre sí enviando información a través de una Red. Este invento está cambiando el mundo, y yo mismo tengo acceso a él.
Antes de comenzar el siglo, mientras estaba en Inglaterra, me fascinaba la idea de entrar en el 2000. Reflexioné sobre ello, y me salió un poema, el Símbolo del futuro, que es una añoranza de la infancia en la que tú estás, y más que una añoranza, una demanda radical. Pues ya lo sabes también, escribo poemas, y algunos son bastante buenos. Ahora estoy ordenando unos poemarios, y me siento poeta ante todo, una vocación que despertó en mí en la adolescencia, poco tiempo después de tu época, aunque para ti los años sean eternos. A mí este 2001 me ha pasado rapidísimo. Ha muerto George Harrison, no sé si te acordarás, un miembro de Los Beatles. La verdad es que estamos en un tiempo crucial, de revelaciones y crisis mundiales. En setiembre atentaron unos terroristas contra las Torres Gemelas de Nueva York, por medio de dos aviones. Jamás hasta ese día había visto algo tan espectacular.
Este año ha tenido un buen balance. He finalizado un curso de Biblioteconomía (quiero ser bibliotecario), y he sacado buena nota, un siete, aunque me ha agotado, porque como te contaré después sufro una enfermedad. He estado trabajando en una biblioteca en Castellón, la de Rafalafena. También lo hice en una de Inglaterra, en Folkestone. El verano ha sido playero y he profundizado en el itinerario del Grial. Vengo desde 1998 escribiendo un libro sobre unos chicos que van en busca del Santo Cáliz. Es una historia de aventuras, de sueños, donde vuelco todo mi ser infantil y adolescente, como en Los Goonies, película que no sé si habrás visto, como tampoco sé si habrás visto Cuenta Conmigo. Harry Potter se ha convertido en un mito como ET. Sé que tú también escribes cuentos de humor, que hacen bastante gracia. Debo de conservarlos por algún sitio.
Este verano he estado informatizando la biblioteca de los Carmelitas. He conocido a un fraile llamado Josemi, que me ayuda bastante, creo que el proyecto aún durará un año, pues son casi 4000 libros, y aún no he llegado a mil. También voy al rugby en Castellón. Solo entreno, y me va bien. Es un deporte bonito, al que llegué por medio de Javi, que estudiaba en el Ribalta, y jugaba en el equipo. El Ribalta es el precioso instituto donde he cursado Biblioteconomía.
Recuerdo dos días muy especiales a principios de año. El día en que fuimos al Grao de Castellón para ver un barco-biblioteca( íbamos Nelia, Darío, María José y Aida), y el día de marzo en que nos fuimos los de la clase a Valencia, a visitar el Archivo del Reino. En Valencia estudié en 1992 Geografía e Historia, pero me lo tuve que dejar, ya que me trastorné.
También recuerdo con mucho cariño el viernes último, cuando fui a visitar a David, el de la pandilla, hacía la tira de años que no nos veíamos, y tuvimos una gran alegría al reencontrarnos . Es curioso como los amigos que luego dejas vuelven a ti por un destino algo misterioso, y los valoras más que cuando juntos vivíamos, vives, la eclosión a la vida, a la fantasía, a la aventura, a los juegos. El fruto de ese encuentro surgió anoche en Hay poema.
Ahora estoy interesado por el libro, al que llamo Serpens, y que quiero que se titule El sueño de la Serpiente, y la Poética, que inicié en el verano de 1998, gracias a Octavio Paz. En ella reflexiono sobre el enigma que representa la Poesía. Ahora tengo un poco abandonados ambos proyectos, pero espero sacarlos adelante. Al principio estaba fascinado por estar en 2000, pero ahora ya me he acostumbrado. Sé que para ti representa mucho. También estudio tercero de inglés. Se puede decir que he acabado los estudios ( tengo 27 años), y ahora estoy buscando un empleo, a ser posible de bibliotecario.
Es curioso como David y yo vivimos tan cerca, en la misma casa que ahora habitáis. Las cosas no han cambiado tanto, y alguien dijo que nunca se sale del milagro. Creo que estarás inquieto por lo de mi enfermedad, de la que estoy casi recuperado. Pero prefiero dejarlo para mañana, que será Año Nuevo, para acabar de relatarte tu futuro. Nos vemos.